En la piscina, es muy fácil que los ojos contraigan alguna infección. Por un lado están expuestos a entrar en contacto con bacterias, por otro lado un exceso de cloro o el contacto con cremas de protección solar también pueden dar lugar a problemas oculares.

Para evitar esto, se recomienda utilizar gafas de natación, sobre todo si somos usuarios de lentes de contacto.